Tanto si estás dando tus primeros pasos para poner en marcha tu proyecto, como si llevas en ello un tiempo, sabes que el emprendimiento es una aventura maravillosa, y al mismo tiempo es una gran ola de emociones: nos pasa “de todo” cuando menos nos lo imaginamos, y dedicamos una buena parte de nuestro tiempo a adaptarnos a los cambios.
Desde mi punto de vista, los resultados aparecen cuando eres constante, cuando persistes, cuando sigues adelante “luchando contra viento y marea”. Pero somos humanas, y no todos los días tenemos las baterías a tope ni nuestra motivación está en su mejor momento…
La motivación es un ingrediente fundamental, uno de los ingredientes “no secretos” del éxito, sin lugar a dudas. Y la buena noticia es que depende al 100% de nosotras mismas, así que está en nuestras manos hacer todo lo posible para estar motivados a nivel personal, y especialmente en nuestro proyecto.
Cuando tu proyecto está basado en tu pasión, en tu esencia y es coherente con tus valores, eres una emprendedora auténtica y tu proyecto también lo es. Si has diseñado tu proyecto sobre esta base, una parte importante de tu motivación saldrá sola, ¡“te saldrá del alma”!
Además, es indispensable tener una visión clara-clarísima de lo que quieres lograr, de “para qué” quieres lograrlo y de qué manera va a afectar eso al resto de tu vida y de la de los que te rodean. Si tienes las cosas así de claras, levantarte por la mañana con la motivación a tope es automático (o casi!).
Y no es menos importante ser coherente contigo misma y más concretamente, con cómo encajan tu idea de negocio y tu estilo de vida. Tanto si te planteas ser emprendedora unipersonal de por vida como si sueñas con tener tu propio equipo de colaboradores, el modelo de negocio que elijas debe ser coherente al 100% con tu visión sobre tí misma y sobre cómo quieres trabajar. Cuando tu proyecto y tu filosofía de vida van de la mano, encontrar la motivación se hace mucho más sencillo.
Por otro lado, debes estar convencida de que lo vas a lograr «pase lo que pase y sea como sea» (¡y ojo! eso no quiere decir que sepas cómo, eso es lo de menos). Y sobre todo, debes sentir que “te lo mereces”. Cuando dudas sobre alguna de estas dos cosas, aunque lo hagas de manera inconsciente, te estás frenando y limitando, y tu motivación decae.
Y como consecuencia de todo lo anterior, eres capaz de crear e ir modelando tu propio modelo de emprendimiento, el que has definido tú, el que se ajusta a tu propia personalidad, a tus sueños, a esa esencia que hace de tí una emprendedora especial y convierte a tu proyecto en algo único!
Y si por el camino pasas por días grises en los que sientes que tu motivación no está al 100%, te animo a que pruebes lo siguiente:
- Revisar tu “para qué” y actualizarlo! A veces nos ocurre que pasan tan rápido las semanas y los meses que hemos hecho cambios de rumbo por el camino y no tenemos tan claro dónde está nuestro faro.
- Marcarte metas concretas que te pongan las pilas y sean realistas, ¡nada anima tanto como ver que vas logrando pequeñas cosas!
- Y hablando de logros, disfruta de cualquier pequeña cosa que vayas logrando por el camino!
- Si puedes compartir tus historias con otras emprendedoras, mejor! Estar bien rodeada de otras emprendedoras que entienden tus desvelos y tus locuras es un apoyo impagable!
- Y sobre todo, sé flexible contigo misma y trátate con cariño cuando las cosas no salen como esperabas: eres el principal activo de tu proyecto.
En cualquier caso, si un día no sale como esperabas o no eres capaz de lograr tus objetivos, dedica un rato a hacer algo que te cargue las pilas y, a ser posible, que no tenga nada que ver con tus proyecto. A la vuelta podrás aprovechar mejor el tiempo, ¡aunque solamente sean 10 minutos!
Ante la duda, no dejes de escuchar a tu intuición y a tu corazón, son la mejor brújula que te guiará en esta maravillosa aventura que es el emprendimiento, ¡¡y te mereces disfrutar de ella cada día!!